A Trompetty no le va mucho la laca, y no suele llevar permanente, pero no importa, hace salirse igual.
Como se puede apreciar, no es precisamente la estética lo que ha cambiado en ellos a lo largo de tantos años.
Setenta millas nos hicimos para ver cómo los yankees también hacen botellón antes de los conciertos y cómo se lo montan todo a lo parque de atracciones.
En el recinto, que debía ser un simple anfiteatro, había más tiendas y tenderetes de comida que otra cosa. Y tol mundo cantando Free Fallin´con la boca llena de palomitas, tacos, hot dogs y Budweisser (menos mal!!!!).
No quiero ni pensar cómo montarán los festivales por aquí, pero seguro que hay hasta una montaña rusa!
Y por cierto, una peste a porro que no veas. Mu represivos los yankees, pero allí hasta los abuelillos se estaban jartando yerba.
El concierto genial pero cortito, menos de dos horillas y lleno de hits (las que yo me sabía, vaya).
Os dejo un cutre-video con el broche final de la noche que, además, no es sino una de una de mis canciones favoritas.
Mencionar que, como colofón, al llegar al estribillo el escenario se llenaba de barras y estrellas que salían de una macro bandera americana.
Y la peña ya ni os digo.
Mola Trompeti.
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